El pasado 30 de abril, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) dio luz verde a la fusión entre BBVA y Banco Sabadell, operación valorada en US$16.000 millones que sumaría más de 140.000 colaboradores y permitiría una financiación anual de US$5.800 millones (abc).
Tras la aprobación, el Gobierno español condicionó la operación a que ambas entidades mantengan sus estructuras y marcas separadas durante al menos tres años, prorrogables por dos más, y cumplan estrictas restricciones para el cierre de oficinas: no clausurar sucursales a menos de 300 metros de otra, ni en municipios con menos de 5.000 habitantes o con menos de tres competidores locales (abc).
Las principales preocupaciones oficiales giran en torno a evitar una concentración excesiva en el mercado español que reduzca la competencia, garantice el acceso al crédito para pequeñas y medianas empresas y proteja el empleo, especialmente en regiones como Cataluña, donde Sabadell tiene su sede en Alicante y un fuerte arraigo local (abc).