El cuidado de la salud intestinal pasa por mantener un equilibrio óptimo de la microbiota, ese conjunto de bacterias y levaduras que habitan en nuestro intestino. Entre las alternativas más populares para lograrlo se encuentran el yogur, el kéfir, la kombucha y los prebióticos. Cada una aporta beneficios particulares y tiene características propias que conviene conocer antes de incorporarla en la dieta.
El yogur es un lácteo fermentado con cultivos de Lactobacillus y Streptococcus que mejora la digestión de la lactosa y ayuda a prevenir alteraciones como la diarrea. Su textura cremosa y su sabor suave lo hacen ideal para consumir a diario en el desayuno o como snack. Según especialistas, basta con una porción de 125 gramos para mantener la actividad de las bacterias probióticas (ABC).
El kéfir se elabora a partir de granos que contienen una mezcla más diversa de hongos y bacterias. Posee un perfil probiótico más amplio que el yogur y, por su efecto ligeramente efervescente, puede resultar más digestivo para quienes tienen problemas de hinchazón. Se recomienda empezar con pequeñas cantidades (50–100 ml diarios) e ir aumentando la dosis progresivamente.
La kombucha es una infusión de té fermentada por una colonia simbiótica de bacterias y levaduras (SCOBY). Su aporte de antioxidantes y ácidos orgánicos promueve la desintoxicación hepática y refuerza la barrera intestinal. Sin embargo, su contenido de azúcar residual y cafeína varía según el tiempo de fermentación y el tipo de té empleado.
Los prebióticos son fibras no digeribles que sirven de alimento a las bacterias beneficiosas del colon. Ingredientes como la inulina, el almidón resistente y los fructooligosacáridos se encuentran en alimentos como la achicoria, el plátano verde y la cebolla. Su consumo regular —entre 5 y 10 gramos al día— potencia el crecimiento de bifidobacterias y lactobacilos.
En conjunto, la mejor elección dependerá de tus necesidades: si buscas diversidad microbiana, el kéfir; para una opción suave y nutritiva, el yogur; para una bebida refrescante y antioxidante, la kombucha; y para fomentar el crecimiento bacteriano, los prebióticos. Incorporar una combinación de estos productos puede proporcionar un enfoque integral para mantener una microbiota equilibrada y una digestión saludable.
Fuente: ABC