Con el paso de los años, los felinos pueden desarrollar patologías crónicas que, si no se tratan a tiempo, afectan gravemente su bienestar. Según un estudio publicado en ABC, los gatos mayores suelen presentar con frecuencia:
- Artritis, que limita su movilidad y provoca rigidez en las articulaciones.
- Enfermedad renal crónica, caracterizada por aumento de la sed, micción frecuente y pérdida de peso.
- Hipertiroidismo, con síntomas de hiperactividad, temblores y caída de peso pese al apetito voraz.
- Problemas dentales, que causan mal aliento, dolor al masticar y rechazo de ciertos alimentos.
- Diabetes y enfermedades cardíacas, menos comunes pero también relevantes.
Para identificar estas dolencias antes de que empeoren, los especialistas recomiendan:
- Observar cambios en el comportamiento: letargo, agresividad o aislamiento.
- Controlar el peso y la alimentación: pérdidas o aumentos bruscos pueden indicar un problema.
- Inspeccionar la boca: encías inflamadas, placa dental y dolor al comer son señales de alerta.
- Programar revisiones veterinarias periódicas: análisis de sangre y orina permiten diagnósticos tempranos.
Una detección precoz y un plan de cuidados adaptado a la edad del animal —incluyendo dietas específicas, suplementos óseos y terapias de rehabilitación— mejoran sustancialmente su calidad de vida y prolongan sus años de compañía.