La procrastinación es un fenómeno común que no solo se limita a tareas aburridas o tediosas, sino que también puede darse cuando realizamos actividades que disfrutamos. Lejos de ser un simple problema de pereza, este comportamiento responde a la interacción entre nuestro sistema de recompensa y la capacidad de autorregulación.
De acuerdo con abc, la clave está en cómo nuestro cerebro evalúa el placer inmediato frente a la gratificación a largo plazo. Cuando la anticipación de la recompensa a corto plazo supera el valor percibido de la tarea, incluso las tareas placenteras pueden ser pospuestas.
Expertos en psicología señalan que establecer metas claras, dividir las actividades en pasos más pequeños y utilizar sistemas de recompensas intermedias puede ayudar a romper el ciclo de la procrastinación, manteniendo la motivación y el enfoque en lo que realmente queremos lograr.