El gobierno de Estados Unidos, a través de la Oficina del Representante de Comercio (USTR), confirmó el 7 de junio de 2025 la imposición de aranceles adicionales sobre un listado de productos importados desde China por un valor estimado en 50.000 millones de dólares anuales. Esta decisión abre una nueva fase en la guerra comercial iniciada en 2018, cuando la administración anterior aplicó gravámenes sobre tecnología, automóviles y bienes de consumo.
La Casa Blanca argumenta que la medida responde al persistente déficit comercial con China y a presuntas prácticas desleales, como el robo de propiedad intelectual y las subvenciones estatales a industrias clave. Según el comunicado oficial, estos aranceles adicionales oscilarán entre el 5 % y el 25 % dependiendo de la categoría de producto.
Desde Pekín, el Ministerio de Comercio chino advirtió que responderá con medidas equivalentes “para proteger los intereses legítimos de sus empresas y trabajadores”, lo que podría derivar en un incremento de costos para consumidores y empresas a nivel global.
Analistas señalan que esta escalada afectará cadenas de suministro internacionales y podría repercutir en los mercados de materias primas, con un impacto indirecto para economías emergentes de la región, como la paraguaya, donde el comercio agrícola y de insumos industriales depende de materiales importados de China y del mercado estadounidense.
Para más detalles de la medida y su alcance, consulte el informe original en ABC.
