Una dieta rica en proteínas y con bajo aporte de carbohidratos puede tener múltiples beneficios metabólicos. Al elevar la proporción de proteínas en la alimentación, se produce un mayor efecto térmico de los alimentos, es decir, el organismo consume más energía en su digestión y absorción, lo que puede contribuir a un aumento del gasto calórico diario. Además, las proteínas generan una sensación de saciedad más duradera, ayudando a controlar el apetito y reduciendo la ingesta total de calorías.
Por otro lado, disminuir los carbohidratos —especialmente los refinados— favorece la estabilización de los niveles de glucosa e insulina en sangre. Esto no solo mejora el perfil metabólico, sino que también ayuda a preservar la masa muscular en periodos de déficit calórico, ya que el cuerpo recurre con menor facilidad a las proteínas como fuente de energía. En conjunto, estos cambios pueden ser clave para quienes buscan optimizar su composición corporal y mantener un peso saludable a largo plazo.
Fuente: ABC