En Paraguay, el aceite de oliva se ha consolidado como un ingrediente clave en la cocina saludable. Según abc, existen cuatro categorías principales de aceite de oliva, cada una con sus propias características organolépticas y composiciones de ácidos grasos.
Aceite de oliva extra virgen: Obtenido directamente de las aceitunas y solo por medios mecánicos, es el de mayor calidad. Destaca por su bajo nivel de acidez (máximo 0,8%) y alto contenido de polifenoles. Ideal para aliñar ensaladas y tostadas, aporta antioxidantes y ácido oleico beneficioso para el corazón.
Aceite de oliva virgen: También obtenido por procedimientos mecánicos, presenta un poco más de acidez (hasta 2%) y sabor menos intenso que el extra virgen. Es adecuado para salteados ligeros y preparaciones en las que se desee un toque más suave.
Aceite de oliva refinado: Sujeto a procesos químicos y térmicos para reducir defectos de sabor y acidez (hasta 0,3%). Pierde parte de sus compuestos bioactivos, por lo que se recomienda para frituras y cocciones a temperaturas altas, donde la resistencia al calor es clave.
Aceite de orujo de oliva: Proveniente del residuo sólido de la aceituna tras el prensado, se somete a refinado y se mezcla con virgen. Suele tener la menor concentración de componentes saludables y se utiliza principalmente en frituras comerciales.
Para aprovechar al máximo sus beneficios, los expertos sugieren:
- Usar extra virgen en crudo, ensaladas y aliños.
- Optar por virgen en cocciones suaves.
- Reservar el refinado y el de orujo para frituras y altas temperaturas.
Con estas pautas, los consumidores podrán elegir el aceite de oliva que mejor se adapte a sus necesidades culinarias y nutricionales, mejorando el sabor de sus recetas y contribuyendo a una dieta equilibrada.