La humedad ambiental elevada, común en varias regiones de Paraguay durante la temporada de lluvias, favorece el crecimiento de moho y bacterias que afectan directamente la salud humana. Según un análisis de abc, estos microorganismos liberan esporas y toxinas que al inhalarse generan inflamación de vías respiratorias y riesgo de infecciones.
En el plano inmunológico, la exposición continua a ambientes húmedos puede desregular la respuesta defensiva, provocando desde alergias crónicas hasta cuadros de asma. Las superficies mojadas también actúan como reservorios de patógenos oportunistas, aumentando la probabilidad de cuadros febriles y respiratorios en niños y adultos mayores, quienes presentan una mayor vulnerabilidad.
Estudios recientes señalan además que las micotoxinas producidas por el moho pueden cruzar la barrera hematoencefálica, generando síntomas neurológicos como cefaleas persistentes, dificultades de concentración y alteraciones del sueño. Para minimizar estos efectos, los especialistas recomiendan mantener una correcta ventilación, usar deshumidificadores en espacios cerrados y revisar periódicamente cañerías y techos para evitar filtraciones de agua.
Implementar medidas de control de la humedad en viviendas y lugares de trabajo es clave para proteger la salud de la población paraguaya durante los meses de alta precipitación.