El 19 de mayo, la Embajada de los Estados Unidos en Argentina anunció una recompensa de hasta USD 10 millones por información que permita interrumpir los mecanismos de financiamiento de Hezbolá en la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay. Esta medida, difundida por Última Hora, habría desatado críticas de analistas regionales.
Para Gilberto Maringoni, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal del ABC, la oferta de recompensa responde a una estrategia más amplia de presión económica: “Estados Unidos podría estar creando un elemento de presión…, es la tendencia de la actual administración estadounidense hacer esto y luego aplicar presión desde un punto de vista económico” –afirmó al medio digital Sputnik Brasil.
Solo dos días después, el 21 de mayo, el senador Marco Rubio recomendó en una audiencia del Subcomité de Presupuesto de la Cámara de Representantes de EE.UU. invertir en Paraguay. Rubio señaló: “Se convertirá en una gran oportunidad para que estos países se conviertan en líderes en el área de la IA. (…) Alguien inteligente irá a Paraguay y abrirá instalaciones de inteligencia artificial” con la energía que ya no se destina a Brasil tras el vencimiento del acuerdo que establecía la venta del 50% de la producción de la hidroeléctrica de Itaipú.
La disputa responde al Anexo C del Tratado de Itaipú, que regula la distribución de energía entre ambos países. Según Última Hora, Brasil, a través de Itamaraty, optó por no comentar las declaraciones de Rubio para no parecer contrario a inversiones en centros de datos que consumen energía de Itaipú.
