Los árboles milenarios son auténticas leyendas vivas del mundo natural que podemos recorrer en distintos rincones del planeta. Estos gigantes vegetales acumulan siglos e, incluso, milenios de historia y tradiciones locales. Según ABC, visitar estos ejemplares es una forma de conectar con el pasado y fomentar la conservación de ecosistemas únicos.
- Jōmon Sugi (isla de Yakushima, Japón): Con una edad estimada entre 2.000 y 7.000 años, este criptomero de laurel japonés es el árbol más antiguo de Japón y forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
- Gran Árbol del Tule (Oaxaca, México): Un ahuehuete de más de 2.000 años de antigüedad, famoso por el grosor de su tronco, que supera los 40 metros de circunferencia.
- Tejo de Gernika (País Vasco, España): Considerado sagrado desde la Edad Media, este tejo de 600–800 años simboliza las libertades históricas de la región.
Además de su imponente presencia, estos árboles guardan mitos y creencias populares. En Japón, el Jōmon Sugi atrae peregrinos que buscan purificación; en México, el Gran Árbol del Tule alberga festivales comunitarios; y en España, el Tejo de Gernika reúne a visitantes interesados en la memoria histórica vasca.
Planificar un viaje para conocer estos monumentos vegetales implica colaborar con proyectos de turismo sostenible y conservación ambiental. Al elegir rutas guiadas oficiales y respetar las normas de visita, contribuís a preservar estos testimonios vivos para las futuras generaciones.