En los últimos días, el crecimiento del programa nuclear iraní y el potencial armamentístico de Israel han provocado un intenso debate internacional sobre seguridad y equilibrio de poder en Medio Oriente. Irán sigue avanzando en el enriquecimiento de uranio tras la retirada de Estados Unidos del acuerdo de 2015, mientras que Israel mantiene un programa nuclear no reconocido oficialmente, considerado por muchos países como un factor desestabilizador.
Según datos oficiales, Irán posee actualmente centrifugadoras avanzadas que le permitirían alcanzar material fisionable para un arma en cuestión de meses si así lo decidiera. ABC detalla que Teherán insiste en el uso civil de su tecnología, aunque la comunidad internacional guarda recelo ante posibles desvíos.
Por su parte, Israel, que no ha firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear, se estima que posee entre 80 y 90 arsenalizados, con capacidad de lanzarlos mediante misiles balísticos y aviones de combate. Esta ambigüedad oficial, apuntan analistas, refuerza su disuasión estratégica pero incrementa la tensión con sus vecinos.
En una entrevista por ABC Cardinal 730 AM, el Dr. Eduardo Galiano, director de la Autoridad Reguladora Radiológica y Nuclear, explicó que “la modernización de los sistemas de entrega y el enriquecimiento a niveles militares suponen un desafío para la estabilidad regional, ya que cualquier error de cálculo podría desencadenar una crisis de grandes dimensiones”.
Analistas coinciden en que, sin un esfuerzo diplomático renovado que involucre a potencias y organismos multilaterales, la carrera nuclear en la región podría intensificarse. Además, subrayan la importancia de reforzar la supervisión del OIEA y reactivar canales de diálogo para evitar malentendidos que escalen hasta un enfrentamiento directo.
