La geografía ha sido un factor determinante en la evolución de las razas de perros, influyendo en su apariencia, comportamiento y capacidades físicas. A lo largo de milenios, diferentes entornos —desde cumbres elevadas hasta tundras heladas y costas lluviosas— han forjado adaptaciones genéticas que permiten a cada raza prosperar en condiciones extremas.
Adaptaciones a la altitud
En regiones de gran altitud, como el Himalaya, razas como el Mastín del Tíbet presentan un metabolismo eficiente que les permite sobrevivir con menor presión de oxígeno. Su denso pelaje actúa como aislante térmico contra las bajas temperaturas, una característica fundamental para soportar días de viento gélido y nieve persistente.
Resistencia al frío extremo
En las tundras árticas y zonas subárticas, razas como el Husky Siberiano y el Alaskan Malamute desarrollaron una doble capa de pelo: una exterior impermeable y otra interna densa que retiene el calor. Además, su estructura corporal más compacta contribuye a conservar la temperatura y facilita el tiro de trineos en expediciones de largas distancias.
Pelaje y protección en entornos húmedos
En Terranova y Labrador (Canadá), el Labrador Retriever evolucionó con un pelaje resistente al agua y un subpelo aislante que protege contra la humedad y el frío. Estas cualidades fueron esenciales para su labor histórica en la recuperación de redes de pesca y como compañero en faenas acuáticas.
Habilidades para la caza y el trabajo
En la selva tropical de África Central, el Basenji desarrolló un temperamento independiente, gran agilidad y sigilo, adaptaciones clave para cazar en un ecosistema denso y superar obstáculos naturales sin hacer ruido.
La combinación de estos rasgos demuestra cómo la geografía ha guiado la selección de características únicas en cada raza, fortaleciendo la estrecha relación entre los perros y el ser humano. Fuente: abc
Fuentes originales
https://www.abc.com.py/mascotas/2025/06/02/como-la-geografia-moldea-las-razas-de-los-perros/