El reciente recrudecimiento del conflicto en Medio Oriente ha encendido las alarmas en los mercados de energía. Según advierte La Nación, la inestabilidad política y militar en la región podría interrumpir el flujo de petróleo y gas, desencadenando un alza sostenida en los precios internacionales.
El Medio Oriente concentra cerca del 30% de la producción global de crudo y buenas reservas de gas natural. Cualquier bloqueo en los estrechos de Ormuz o Bab el-Mandeb impacta directamente en el suministro. Analistas de instituciones financieras internacionales señalan que un incremento de tan solo un 5% en el precio del barril tendría un efecto dominó en los costos de transporte, fertilizantes y generación eléctrica.
En Paraguay, aunque no es productor de hidrocarburos, la subida de tarifas internacionales eleva el precio de los combustibles importados, afectando el transporte público y la canasta básica. El Ministerio de Hacienda ya evalúa activar mecanismos de protección, como la liberación de reservas estratégicas y la negociación anticipada con proveedores.
Por su parte, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se reúne esta semana para discutir posibles ajustes en la producción que estabilicen el mercado. Mientras tanto, economistas instan a diversificar la matriz energética hacia fuentes renovables para reducir la dependencia de hidrocarburos y mitigar futuros riesgos.