El telescopio espacial James Webb ha revelado nuevos datos sobre la formación y migración del exoplaneta ultracaliente WASP-121b, gracias a la detección de moléculas clave en su atmósfera. Los estudios, coordinados por astrónomos del Instituto Max Planck de Astronomía (MPIA) de Heidelberg y publicados en Nature Astronomy y The Astronomical Journal, analizan la composición química del planeta tras observar vapor de agua, monóxido de carbono, monóxido de silicio y metano.
Según los investigadores Thomas Evans-Soma y Cyril Gapp, la abundancia de estos compuestos indica que WASP-121b acumuló la mayor parte de su gas en una región distante de su estrella, lo suficientemente fría para mantener el agua congelada y lo bastante cálida para que el metano existiera en forma gaseosa. Esta “zona habitable de formación” se aproxima, en nuestro sistema solar, al espacio entre las órbitas de Júpiter y Urano.
Tras su gestación, el planeta experimentó una intensa migración que lo llevó a orbitar extremadamente cerca de su estrella, completando un ciclo en apenas 30,5 horas. Los fuertes gradientes de temperatura —más de 3000 °C en el hemisferio diurno y 1500 °C en el nocturno— propician un dinámico intercambio atmosférico, revelado por la inesperada detección de metano en el lado oscuro.
Para explicar este fenómeno, el equipo propone que corrientes verticales profundas reponen metano desde capas inferiores ricas en carbono, lo que desafía los modelos dinámicos actuales de exoplanetas. “Estos resultados obligarán a actualizar nuestras simulaciones para reproducir la intensa mezcla vertical detectada en WASP-121b”, admite Evans-Soma.
El hallazgo refuerza la importancia del James Webb en la caracterización de atmósferas exoplanetarias y abre nuevas vías para comprender la formación y evolución de mundos extremos en otros sistemas estelares. Fuente: Última Hora
