El entrenamiento de fuerza se perfila como una herramienta fundamental para preservar y mejorar la salud en cualquier etapa de la vida. A los 20 años, el foco está en la optimización de la masa muscular y la preparación para demandas físicas propias de la juventud. A los 40, levantar peso ayuda a frenar la pérdida de densidad ósea y a mantener el metabolismo activo, reduciendo el riesgo de enfermedades metabólicas. Y para quienes superan los 70, estos ejercicios son clave para conservar la independencia funcional, mejorar el equilibrio y prevenir caídas.
Más allá de la edad, los expertos destacan que estos beneficios se traducen en una mayor calidad de vida: mayor fuerza, resistencia y salud cardiovascular. Asimismo, el estímulo de la musculatura contribuye a controlar el peso corporal y potencia la salud mental gracias a la liberación de endorfinas durante la actividad física.
Para iniciarse o avanzar en el entrenamiento de fuerza, se recomienda contar con la orientación de un profesional que adapte las cargas y los ejercicios a las necesidades individuales y al historial médico. De esta manera, se minimizan los riesgos y se maximizan los resultados a corto y largo plazo.
Fuente: abc