Desde que asumió como sucesor de Ruhollah Jomeini en 1989, Ali Jameneí ha sorteado sanciones, protestas internas y crisis regionales. Sin embargo, la ofensiva israelí iniciada el 13 de junio, que según ABC incluyó la muerte de altos mandos de los Guardianes de la Revolución y ataques a instalaciones nucleares, marca una prueba sin precedentes para el régimen islámico.
Expertos como Arash Azizi de la Universidad de Boston indican que “el ocaso de su reino ya está en marcha” y que la guerra con Israel podría acelerar un proceso de redistribución de poder entre facciones internas ABC Comentarios. Karim Sadjadpour, del Carnegie Endowment, subraya que Jameneí carece de “agudeza física y cognitiva” para liderar un conflicto de alta tecnología y enfrenta un dilema: una respuesta débil minaría su autoridad, y una contraofensiva arriesgaría su supervivencia.
Por su parte, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu no descarta un “cambio de régimen” y advierte que “será el pueblo iraní el que decida” el destino de su gobierno. Mientras tanto, figuras opositoras como Reza Pahlavi llaman a la resistencia pacífica, aunque sin un frente unificado ni protestas masivas en el país ABC.
Con el régimen más aislado y debilitado por las sanciones, la ofensiva demuestra que la estrategia de Jameneí, de mantener a Irán lejos de un conflicto directo, podría haber fracasado. Analistas internacionales coinciden en que el resultado de esta escalada definirá no sólo el futuro del liderazgo supremo, sino también la estabilidad de toda la región del Golfo.