Frederick Forsyth, figura clave de la novela de espionaje, falleció este martes en Londres, informó La Nación. Con más de 20 millones de ejemplares vendidos, su estilo riguroso y su habilidad para combinar hechos reales con ficción le valieron un lugar destacado en la literatura contemporánea.
Su debut llegó en 1971 con “El día del chacal”, un thriller sobre un complot para asesinar al general Charles de Gaulle que obtuvo adaptación cinematográfica en 1973. Al año siguiente, en 1972, publicó “Odessa”, un relato sobre la red de exnazis que escapó tras la Segunda Guerra Mundial. Entre sus otras obras más reconocidas figuran “El cuarto protocolo” y “La voz de los muertos”, que reforzaron su reputación como maestro del suspense.
Antes de dedicarse por completo a la escritura, Forsyth trabajó como periodista para la agencia Reuters y sirvió en la Royal Air Force británica, experiencias que nutrieron la verosimilitud de sus tramas. En un retrato para AFP en septiembre de 2016 en Londres, destacó la importancia de la investigación exhaustiva para construir historias creíbles. Su legado perdura en la influencia que ejerció sobre numerosas generaciones de autores de espionaje y thriller político.