El martes 10 de junio en Caloto, departamento del Cauca (suroeste de Colombia), un francotirador acabó con la vida del patrullero Jair Gonzalo Gurrute, de 24 años, en un ataque atribuido a las disidencias de las FARC. La acción se produjo en medio de un recrudecimiento de la violencia en la región, donde también se registraron dos explosiones de carros bomba en los municipios de Corinto y El Bordo, sin dejar víctimas.
Según las autoridades locales, estos atentados forman parte de las operaciones del frente Dagoberto Ramos Ortiz y el frente 57, bajo el mando de alias Iván Mordisco, que mantiene presencia activa en todo el Cauca. Los vehículos adosados con explosivos causaron daños materiales en viviendas, establecimientos comerciales y un puesto policial, pero no reportaron heridos.
“Cada vez se siente más la falta de control a esta violencia sistemática que se manifiesta en las principales cabeceras municipales y vías del departamento”, manifestó el representante a la Cámara por el Cauca, Oscar Campo, tras los hechos.
Las autoridades continúan con las operaciones de búsqueda y desminado en la zona, y refuerzan la seguridad para evitar nuevos ataques contra la fuerza pública y la población civil.
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