El free bleeding es una práctica que consiste en dejar que la sangre menstrual fluya sin el uso de tampones, compresas u otros productos de higiene desechables. Sus defensoras señalan que esta modalidad no solo reivindica la naturalidad del ciclo menstrual, sino que también contribuye a la reducción de residuos plásticos y papel, posicionándola como una alternativa sostenible en materia de cuidado íntimo.
Originada a mediados de la década pasada como parte de iniciativas feministas en Estados Unidos y Europa, el movimiento ganó visibilidad en redes sociales gracias a etiquetas como #freebleeding y testimonios de usuarias que reclaman mayor libertad y menos estigmatización de la menstruación. Las expertas advierten, sin embargo, la necesidad de adaptar la práctica a cada intensidad de flujo y de mantener adecuados protocolos de higiene para prevenir infecciones.
En Paraguay, el tema ha generado distintos puntos de vista: mientras algunas mujeres celebran el potencial ecológico del free bleeding, otras plantean dudas sobre su viabilidad cotidiana y las implicancias en entornos laborales o educativos. De acuerdo con reportes de ABC, organizaciones locales de salud reproductiva han comenzado a ofrecer talleres y charlas informativas para contextualizar la práctica y garantizar que las usuarias cuenten con pautas seguras de autocuidado.
Defensores de la iniciativa insisten en que el free bleeding, más allá de su componente ambiental, representa un paso hacia la normalización de la menstruación como un proceso biológico libre de vergüenza. A la vez, recalcan la importancia de complementar la experiencia con ropa interior absorbente o cambios frecuentes para preservar la higiene y el confort de quienes eligen este método.
