Inter de Milán llega a la recta final de la Champions League con la etiqueta de ‘máquina’: un equipo que basa su propuesta en un bloque defensivo sólido, un mediocampo de gran despliegue físico y un ataque que aprovecha la velocidad de sus delanteros. Según abc, la escuadra italiana ha evolucionado hacia un 3-5-2 que permite compactar líneas y presionar alto al rival.
El entrenador Simone Inzaghi insiste en una salida limpia desde atrás, con los tres centrales -Stefan de Vrij, Alessandro Bastoni y Milan Skriniar- abriendo el campo para que los carrileros, Denzel Dumfries y Federico Dimarco, suban con criterio y colaboren tanto en ataque como en defensa. En el centro del campo, Nicolò Barella y Hakan Çalhanoğlu combinan labor de contención con pases al pie, mientras que Marcelo Brozović fija el ritmo y la transición ofensiva.
En la delantera, Lautaro Martínez y Romelu Lukaku aprovechan la espalda de los centrales rivales y la fluidez de juego generada por los volantes. El foco está puesto en la rapidez de la primera jugada tras pérdida y en rematar desde fuera del área cuando el rival se encuentra replegado. Con esta fórmula, el Inter aspira a tomarse la revancha de la última final perdida y levantar su tercera Orejona en la historia del club.
