El suelo pélvico, conjunto de músculos y ligamentos en la base del abdomen, cumple funciones esenciales en la continencia urinaria, el soporte de órganos internos y la respuesta sexual. A pesar de su relevancia, no recibe la atención que merece dentro de las rutinas de ejercicio y salud sexual.
Para comenzar su entrenamiento, se recomienda identificar correctamente la musculatura. Una técnica sencilla consiste en interrumpir el chorro de orina durante la micción: al contraer esos mismos músculos se detecta el grupo que debe trabajarse. Una vez localizados, se pueden realizar contracciones suaves de 5 a 10 segundos, seguidas de 5 segundos de relajación, en series de 10 repeticiones, tres veces al día.
Además de las clásicas contracciones, el Pilates y el yoga ofrecen posturas que favorecen el fortalecimiento del suelo pélvico, al incorporar activaciones profundas del core. Con la práctica regular, se logra mejorar la resistencia urinaria, aumentar la estabilidad de la columna lumbar y potenciar la sensibilidad en las relaciones sexuales.
Incorporar estos ejercicios en la rutina diaria no requiere equipamiento especial, solo constancia y una correcta orientación para evitar sobrecargas. De este modo, el cuidado del suelo pélvico se convierte en un aliado tanto para la prevención de disfunciones como para la mejora del placer sexual.
Fuente: abc
