Las llamas y las alpacas, dos camélidos sudamericanos, presentan diferencias clave en su comportamiento y utilidad para la industria textil. Mientras la llama (Lama glama) es valorada como animal de carga y defensa por su mayor tendencia a escupir para ahuyentar depredadores, la alpaca (Vicugna pacos) destaca por la suntuosidad de su lana, más fina y suave al tacto.
Según investigaciones citadas por ABC, la fibra de alpaca presenta un diámetro promedio de 19 a 25 micrones, frente a los 30 micrones de la llama. Esta diferencia hace que la lana de alpaca sea más apreciada en mercados de alta gama, ofreciendo aislamiento térmico y resistencia sin perder suavidad.
En cuanto al comportamiento, las llamas pueden escupir a distancias de hasta dos metros como mecanismo de defensa social, mientras que las alpacas lo hacen con mucha menos frecuencia y solo en situaciones de estrés extremo. Ambos animales se crían en altitudes elevadas de los Andes, pero su domesticación tuvo fines distintos: las llamas para carga y protección, y las alpacas para producción de fibra.
Productores y diseñadores de moda recurren cada vez más a la alpaca para prendas premium, destacando su durabilidad y brillo natural. Sin embargo, la llama sigue siendo fundamental para comunidades rurales que dependen de su fuerza y resistencia en terrenos escarpados.