En Paraguay crece el interés por la salud sexual masculina y la exploración de zonas erógenas menos conocidas. Según ABC Color, estimular estas áreas con tacto y comunicación puede profundizar la intimidad de la pareja y revelar sensaciones inéditas.
El periné: el gran olvidado
Ubicado entre el escroto y el ano, el periné concentra numerosas terminaciones nerviosas. Un masaje suave en esta zona, combinado con caricias en otras áreas, puede disparar oleadas de placer inesperadas.
Los pies: más que una zona de descanso
La reflexología asocia la planta de los pies con órganos sexuales y otras partes del cuerpo. Un masaje bien ejecutado en arcos y talones no solo relaja, sino que estimula de manera profundamente sensual.
Las orejas: placer en un susurro
El lóbulo, el borde exterior e incluso la parte trasera de la oreja son puntos erógenos de alta sensibilidad. Besos, mordiscos suaves o simples susurros pueden desencadenar una respuesta física intensa.
Axilas y cuello: feromonas y deseo
La piel de las axilas es rica en feromonas y está cargada de sensibilidad. Un aliento tibio o caricias delicadas activan zonas erógenas poco exploradas. Asimismo, la nuca y la clavícula responden de inmediato a un recorrido de labios, elevando el deseo sin necesidad de ir más allá.
Escroto y manos: sensibilidad extrema
Más allá del pene, el escroto posee piel delgada y nerviosidad intensa; masajes o juegos de temperatura pueden intensificar la experiencia sexual. Además, palmas y dedos, al ser zonas íntimas, pueden proporcionar un placer intenso con simples roces.
Explorar estos puntos de placer masculinos requiere comunicación, consentimiento y curiosidad. Incorporar estas técnicas al juego de pareja abre la puerta a nuevas experiencias y fortalece el vínculo íntimo.