El Mundial de Clubes 2025 se presenta como una oportunidad sin precedentes para los clubes sudamericanos, que deberán enfrentarse a la brecha económica y deportiva que hoy separa a Europa de América. Con un nuevo formato de 32 equipos y una fase de grupos garantizada en Estados Unidos, el torneo promete máxima exposición y desafíos para los representantes del continente.
De la mística de la Copa Intercontinental al dominio europeo
Entre 1960 y 2004, la Copa Intercontinental sirvió de vitrina para gestas inolvidables de Sudamérica: Boca Juniors, Independiente, Peñarol, São Paulo, Internacional y Corinthians se alzaron con el título frente a los poderosos de Europa. Sin embargo, desde la expansión del Mundial de Clubes en 2000, los clubes europeos han consolidado su hegemonía, impulsados por presupuestos que superan con creces a los de la región.
La fuerza de las chequeras
Según datos de ABC, el Real Madrid encabeza el ranking de clubes más valiosos con una plantilla tasada en 1.500 millones de dólares, mientras que Palmeiras, el más caro de Sudamérica, llega a 290 millones. Flamengo y River Plate rondan entre 240 y 255 millones, y Boca Juniors no supera los 100. Esta disparidad repercute directamente en infraestructura, contratación y poder comercial.
Voces que reclaman igualdad deportiva
El técnico del París Saint-Germain, Luis Enrique, admitió en reciente entrevista para la FIFA que “no tengo ninguna duda de que, de contar con el talento sudamericano en sus ligas locales, los equipos de América tendrían mayores opciones, pero la concentración de jugadores en Europa desequilibra el torneo desde el arranque” (ABC).
Un escaparate global
La ampliación a 32 clubes y la fase de grupos aseguran más partidos y visibilidad para los sudamericanos. El exdefensor Juan Pablo Sorín destacó que “el Mundial de Clubes es una posibilidad preciosa para los equipos de nuestra región, no solo por el aspecto económico, sino por la oportunidad de medirnos con los mejores del mundo”.
Identidad y pasión frente al desafío
Marcel o Gallardo, máximo ganador de títulos con River Plate, resume la expectativa: “Formar parte de un torneo de semejante jerarquía desde su nacimiento genera una gran ilusión para el pueblo futbolero; poder enfrentarnos a clubes de todo el planeta tiene un condimento muy especial” (ABC). Más allá de resultados, está en juego la mística sudamericana y la posibilidad de reivindicar un estilo que, pese a las desigualdades, sigue marcando la huella del fútbol continental.