En Colombia persiste un fenómeno alarmante: niños sicarios utilizados por bandas criminales, herencia directa de la era de Pablo Escobar. Según el análisis de los patrones de violencia, menores de 16 años son reclutados para ejecutar atentados y acciones de sicariato en barrios populares de Medellín y Bogotá. Este fenómeno refleja la capacidad de adaptación de las organizaciones ilegales y la vulnerabilidad de los jóvenes ante la falta de oportunidades y la deserción escolar. La Nación
Paralelamente, un emotivo altar improvisado se instaló frente a la Clínica Fundación Santa Fe de Bogotá, donde el senador Miguel Uribe se recupera tras un procedimiento médico. Simpatizantes colocaron velas, fotografías y mensajes de apoyo, convirtiendo la entrada principal en un punto de esperanza y solidaridad. La escena contrasta con la violencia denunciada en el informe sobre niños sicarios, y pone de relieve la polarización social que vive el país. La Nación
Analistas advierten que mientras avanza la recuperación de figuras políticas heridas o enfermas, persiste el desafío de desmantelar las estructuras criminales que explotan a menores. La restauración del tejido social y la inversión en programas educativos y de inclusión serán claves para romper el ciclo de violencia heredado de la época del narcotráfico.
