CIUDAD DEL VATICANO. En la celebración de Pentecostés y en el marco del Jubileo de los Movimientos, Asociaciones y Nuevas Comunidades, el papa León XIV instó el domingo 8 de junio a “dejar que el Espíritu Santo abra nuestras fronteras y nuestra vida al amor” como antídoto contra “el egoísmo que impide establecer vínculos, la lógica de la exclusión que genera guerras y los dolorosos feminicidios”.
Ante más de 70.000 fieles reunidos en la plaza de San Pedro, el pontífice recordó a sus predecesores Benedicto XVI y Francisco, citando palabras de hace dos décadas sobre la necesidad de “derribar barreras entre clases y razas” y de construir “un espacio hospitalario” en el interior de cada persona.
León XIV subrayó que, aunque vivimos “siempre conectados y paradójicamente más solos”, el amor “disuelve nuestras durezas, cerrazones, egoísmos y miedos que nos paralizan”. Además, advirtió contra la violencia de género: “Pienso con dolor en las relaciones que se intoxican por la voluntad de dominar al otro, frecuentemente desembocando en feminicidio”.
El papa concluyó su homilía apelando a que el amor permita “vencer el miedo hacia el distinto, superar prejuicios y la lógica de la exclusión que alimenta los nacionalismos políticos, y disolver el odio para sostener un mundo de paz”.