La cantidad de fósiles hallados varía notablemente entre distintos países debido a factores geológicos, ambientales y de inversión científica. Según abc, la presencia de amplias cuencas sedimentarias y su exposición a la erosión facilita el descubrimiento de restos fosilizados.
Regiones áridas como el desierto de Gobi en Mongolia o las formaciones de la Patagonia en Argentina presentan condiciones ideales: escasa vegetación, lluvia intermitente y estratos rocosos superficiales que aceleran la afloración de fósiles. En cambio, las selvas tropicales de Brasil y África central ocultan los restos bajo densas coberturas vegetales y suelos ácidos que degradan los restos orgánicos.
El clima y la geología no son los únicos determinantes: la inversión en paleontología y las políticas de protección del patrimonio paleontológico juegan un papel clave. Países con universidades, centros de investigación y museos especializados —junto a marcos legales que regulan la exploración y el comercio de fósiles— tienden a reportar hallazgos más frecuentes y de mayor relevancia científica.
En conjunto, estas variables explican por qué unos territorios concentran un mayor número de fósiles que otros, revelando la combinación imprescindible de condiciones naturales y apoyo institucional para el avance de la paleontología.