Durante la Cumbre de la OTAN en Países Bajos, el primer ministro Keir Starmer anunció la compra de 12 cazas F-35A con capacidad para portar armas nucleares tácticas, calificándolo como «el mayor refuerzo de la posición nuclear británica en una generación». Estos aviones se integrarán en la misión de Aparatos de Capacidad Dual de la Alianza, reforzando la disuasión en un contexto de «incertidumbre radical», según Downing Street (Ultima Hora).
Los nuevos F-35A quedarán basados en la RAF de Marham, en el este de Inglaterra, y formarán parte de un plan para completar un total de 138 cazas de este modelo. El proyecto promete un impacto económico significativo: más de 20.000 empleos en el Reino Unido y contratos para empresas como BAE Systems, Rolls-Royce y Honeywell, que representan el 15 % de la cadena global de suministro de estos aparatos.
Además de los cazas, el Gobierno británico ha comprometido la construcción de cuatro nuevos submarinos nucleares en Barrow-in-Furness y el mantenimiento de su disuasión naval. Aun así, Downing Street reafirma su adhesión al Tratado de No Proliferación y su objetivo de un mundo libre de armas nucleares, mientras Mark Rutte, secretario general de la OTAN, saluda esta «robusta contribución» británica a la seguridad colectiva.