El 7 de junio de 1494, en la villa de Tordesillas (España), los Reyes Católicos Isabel y Fernando de Castilla y Aragón y el monarca portugués Juan II firmaron el Tratado de Tordesillas, acuerdo que delimitó las áreas de exploración y anexión del recién descubierto Nuevo Mundo.
La iniciativa surgió tras la bula papal Inter caetera de mayo de 1493, expedida por el papa Alejandro VI, que otorgaba a España la misión de evangelizar las nuevas tierras. Portugal reclamó parte de ese privilegio y negoció una línea divisoria a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, otorgándose así derechos exclusivos sobre las rutas y territorios al este de ese meridiano. Este trazado garantizó a Portugal la futura posesión de regiones como el actual Brasil.
El tratado puso fin a la fuerte rivalidad ibérica por el control de las rutas oceánicas y territorios ultramarinos, marcó el inicio de una expansión colonial con profundas consecuencias geopolíticas y culturales, y se mantuvo vigente hasta que fue reemplazado por acuerdos posteriores en el siglo XVII.
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