Violencia extrema en adolescentes paraguayos: del caso María Fernanda a las claves de prevención

Asunción, 9 de junio de 2025 – La escalada de violencia extrema protagonizada por adolescentes en Paraguay ha encendido las alarmas tras el asesinato de María Fernanda Benítez, de 17 años y embarazada, presuntamente a manos de su novio adolescente, y la muerte de un delivery en San Francisco de Asunción. Estos sucesos se suman a casos anteriores, como el homicidio de un conductor de Bolt en Lambaré, atribuido a menores de 12 y 17 años, que muestran un patrón creciente de crímenes juveniles.

Para el psicólogo forense Eduardo Bieber, “la probabilidad de que un individuo cometa un asesinato aumenta por su exposición a una acumulación de diferentes factores de riesgo durante las primeras etapas de desarrollo”, entre ellos el maltrato familiar, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, y el consumo de sustancias. “Los procesos que generan violencia no surgen de repente, sino que se acumulan a lo largo de muchos años”, explicó.

En tanto, el coronel retirado y abogado Édgar Servín, en declaraciones a 1080 AM, advirtió sobre una “salud mental colectiva” debilitada y cuestionó propuestas como el servicio militar obligatorio para menores condenados. “Las fuerzas armadas no son un lugar para enfermos mentales”, señaló, y subrayó que la verdadera solución radica en “mejorar la prevención y fortalecer la atención temprana a los jóvenes en riesgo”.

Por su parte, la ministra de la Juventud, Salma Agüero, afirmó que el caso de María Fernanda debe impulsar un “replanteamiento serio como sociedad”. Destacó la necesidad de políticas públicas integrales que fortalezcan a la familia como primer espacio de contención y promuevan la educación emocional, la prevención de adicciones y proyectos de vida para más de 1.500 jóvenes semanales en escuelas.

Las autoridades coinciden en que la prevención de la violencia juvenil pasa por:

• Detección temprana de factores de riesgo en escuelas y comunidades.
• Fortalecimiento de redes de apoyo familiar y profesional.
• Programas de capacitación en inteligencia emocional y prevención de adicciones.
• Acceso a servicios de salud mental.

“No queremos seguir perdiendo jóvenes, ni como víctimas ni como victimarios”, concluyó Agüero, mientras el debate se traslada al Parlamento y a la sociedad civil para diseñar respuestas efectivas.

Fuente: Última Hora