La Web3 representa una nueva fase en la evolución de Internet, donde la descentralización, la criptografía y los contratos inteligentes redefinen la forma en que interactuamos en línea. A diferencia de la Web2, dominada por plataformas centralizadas, esta tecnología busca otorgar a los usuarios un control real sobre sus datos y activos digitales, eliminando intermediarios.
Según el análisis de ABC, la Web3 se sustenta en la cadena de bloques (blockchain), que garantiza transparencia e inmutabilidad. Esta arquitectura abre la puerta a aplicaciones descentralizadas (dApps) para pagos, redes sociales, mercados de NFT y más, donde la confianza se asienta en el código y no en una entidad central.
Entre los principales beneficios que destacan los expertos figuran: la soberanía digital del usuario, la resistencia a censura, la interoperabilidad entre plataformas y la creación de nuevos modelos de negocio basados en tokens. No obstante, también existen desafíos como la escalabilidad de las redes blockchain, el consumo energético y la necesidad de marcos regulatorios claros.
En Paraguay, el interés por tecnologías descentralizadas ha ido en aumento. Varios emprendimientos fintech y académicos locales ya exploran soluciones de blockchain para identidad digital, trazabilidad de productos y financiación colectiva. Sin embargo, advierten que el éxito de la Web3 dependerá de la educación tecnológica, la infraestructura adecuada y la colaboración público–privada.
Con un ecosistema global en plena construcción, la Web3 promete no sólo un Internet más seguro y transparente, sino también la oportunidad de reinventar sectores económicos enteros. El futuro de la red está en manos de desarrolladores, reguladores y usuarios dispuestos a adoptar un modelo más abierto y participativo.